Por: Carlos Andrés Gómez Merchán, jefe del Departamento de Danza.
De manera casi surrealista, hace dos años los espacios más impensados: la sala, la habitación, el garaje e incluso junto a la piscina, se convirtieron en los nuevos lugares de aprendizaje, práctica y presentación de muestras y recitales; debido a la virtualidad, la imagen de quien teníamos en frente como profesor, compañero o pareja de baile, se reconfiguró tan drásticamente que pasamos de una experiencia visual y sensorial única en clase, a ver solo las pantallas.
El Festival de Danza de primaria organizado por la Uncoli representó un gran triunfo para todos los colegios que hicimos parte de él, sobre todo para el Gimnasio Vermont como anfitrión del evento; nos preparamos para que nuestro público viviera y disfrutara nuevamente las artes escénicas en vivo, pero, más que eso, para experimentar nuevamente ese cúmulo de sensaciones y emociones que nos invaden justo antes de subir al escenario y que resultaría casi imposible describir en palabras. Por eso bailamos, lo que sentimos lo expresamos a través del lenguaje de la danza.
Volver al escenario
fue una especie de catarsis escénica que nos permitió reencontrarnos con bailarines, coreógrafos, público y todo aquel que detrás de bambalinas hizo posible este espacio. Nuestras impecables bailarinas se prepararon con esmero y representaron a México, uno de los países más representativos en identidad cultural latinoamericana, rico en folclor y en bailes tradicionales de gran carácter y belleza, con una propiedad única por la historia de sus ancestros y su etnia, una interpretación que llega al corazón.
Como anfitriones quisimos representar ese bello país. Empezamos con una danza tradicional a ritmo de Son Jarocho, de la región de Sotavento-Catemaco; al observar sus movimientos corporales y planimétricos, es posible concluir la sinergia entre la música y la danza euroamericana.
Luego, presentamos la danza que impulsó el folclor y la cultura mexicana ante el mundo (Jarabe Tapatío); se dice que surgió en una de sus revoluciones, como símbolo de unidad y logra integrar los diferentes estilos de danzas del folclor nacional.
Para terminar el recorrido cultural, cerramos con una danza de Jalisco, tradicionalmente interpretada por el mariachi, El Son de la Negra. De esta manera, llenamos de color y alegría el escenario.
Bienvenidos a este paseo por la danza mexicana, interpretada por las estudiantes del Gimnasio Vermont, esperamos que lo disfruten.