Por: Departamento de Apoyo Escolar – Servicio de Psicología
INTRODUCCIÓN
La emergencia sanitaria producida por el COVID-19 ha tenido un impacto muy profundo en la salud mental de los niños, niñas y adolescentes, así como en los adultos encargados de su cuidado y educación. Esto ha hecho que en las comunidades educativas se manifieste la necesidad de adquirir herramientas que protejan y promuevan el bienestar emocional de su comunidad, al tiempo que les permita identificar y atender situaciones de riesgo relacionadas con la salud mental.
De regreso a la presencialidad, en los entornos educativos, se ha observado el aumento de conductas autolesivas, ansiedad, depresión, mal uso de pantallas y tecnología, bullying, ciberbullying, desmotivación escolar, entre otros, lo que ha generado un impacto en la sociedad y en muchos casos, una percepción de baja autoeficacia al abordar estos retos.
Ahora bien, durante los últimos dos años la salud mental ha cobrado un mayor interés, debido a las condiciones generadas por la pandemia, derivadas de las medidas de bioseguridad implementadas para prevenir el contagio. Esta situación generó miedo a perder un ser querido, preocupación extrema por la salud propia, imposibilidad de contacto físico, cambios en las rutinas básicas diarias y consecuentemente, en la salud física y mental (DANE, 2021).
Teniendo en cuenta lo anterior, se debe contemplar la salud mental como un derecho que está relacionado con la capacidad humana de pensar, sentir, aprender, trabajar y construir relaciones significativas que contribuyan a las comunidades y al mundo.
Frente a este panorama, con el propósito de acompañar a la comunidad de estudiantes del Gimnasio Vermont en el cuidado y promoción de la salud mental de los jóvenes, el Departamento de Apoyo Escolar pone a su disposición una lista de signos de alerta y algunas recomendaciones al respecto:
SIGNOS DE ALERTA
1. Presten atención a los cambios de comportamiento de los adolescentes como: llanto frecuente o irritabilidad exacerbada y recurrente, respuestas de ira, preocupación o tristeza excesiva, aislamiento, sudoración en las manos o inquietud motora extrema.
2. Identifiquen los cambios en los hábitos de alimentación, sueño o niveles de actividad (aumento o disminución importante).
3. Observen los cambios en el estado de concentración de los adolescentes y variaciones significativas en su desempeño académico.
4. Supervisen el posible consumo de sustancias psicoactivas (alcohol, cigarrillo, etc).
5. Vigilen posibles rasguños y cortes en los brazos o en las piernas, conductas como comerse las uñas de manera compulsiva o arrancarse el pelo.
6. Estén alerta ante cualquier manifestación de desinterés por la vida o presencia de conductas autolesivas.
7. Examinen la pérdida de interés por compartir o disfrutar de la interacción con otros, por realizar las actividades que suele disfrutar. Es importante no confundir con los cambios de interés propios de la edad.
RECOMENDACIONES
1. Padres: Observar, escuchar, proteger y ayudar
Observar: Estar atentos a los signos ya mencionados y a la coherencia entre lenguaje verbal y no verbal. El hecho de identificar cambios en estos aspectos no implica malestar en sí mismo, pero la posibilidad de estar atentos hace parte de una conducta preventiva.
Escuchar: Mantener escucha activa y contacto visual al hablar, esto genera conexión con el otro. Mostrar apertura a recibir el punto de vista del otro, escuchar la situación sin juzgar, más bien orientar para que pueda identificar otras posibles soluciones.
Proteger: es importante hacer seguimiento e indagar avances en la situación a resolver. En caso de que existan acuerdos familiares, hacer seguimiento de los mismos. Hablar acerca de los comportamientos riesgosos que pueden afectarlos y ayudarlos a identificar los recursos con los que cuentan frente a estos.
Un factor protector para ayudar a los estudiantes cuando se percibe que una experiencia los supera es la contención, es decir, acoger emocionalmente a su hijo(a) sin subestimar o juzgar lo que sienten por atravesar esa situación y validar lo que sienten.
Ayudar: Si como padres identifican que su hijo(a) no cuenta con los recursos para enfrentar la situación, invítenlo a buscar ayuda en el colegio a través de un docente, el Departamento de Apoyo, una asistente o el coordinador de la sección; sin embargo, contemple que en otros momentos requerirá de la ayuda de un profesional externo en salud mental.
2. Mantener hábitos de vida saludables (autocuidado)
- Estimular y mantener hábitos alimenticios y de sueño apropiados.
- Propiciar un buen ambiente familiar, compartir espacios y actividades que promuevan las relaciones, el ocio y la comunicación.
- Fomentar y apoyar la práctica deportiva, hobbies e intereses.
- Mantener rutinas y hábitos diarios para favorecer la organización.
- Estimular y mantener vínculos sociales que permitan fortalecer la red de apoyo.
3. Manejo seguro de contenidos virtuales.
- Sean ejemplo del uso adecuado de las pantallas, redes sociales y demás dispositivos electrónicos. Evite usarlos en espacios familiares (ocio, reuniones familiares, almuerzos y comidas).
- Verifiquen el tiempo y modo de uso de las pantallas.
- Estén atentos a las páginas que consulta.
Les compartimos recursos adicionales que pueden consultar para ampliar la información.
- https://empantallados.com/
- https://www.pantallasamigas.net/
- https://www.enticconfio.gov.co/
- https://beinternetawesome.withgoogle.com/es-419_all/
- https://www.kidsmart.org/
- https://crianzatecnologica.paniamordigital.org/
Esperamos que estos recursos sean útiles en la formación de sus hijos. No duden en establecer comunicación en caso que requieran orientación frente a estos temas.